Psicoballet, la danza como medicina que transforma vidas
Si buscamos su preciso significado, la palabra bachata es fiesta, jolgorio, parranda. Sin embargo, nació en los años 60 en la República Dominicana donde fue considerada “música de pobres y amargados” por la nostalgia y desgarro que provocaba su música, siempre apelando al desamor. La bachata tiene el poder de reunir la ternura y el dolor de su letra con la candencia que despierta el baile de este estilo musical, transmitiendo todo el calor del pueblo dominicano.
Entre sus orígenes nos encontramos expresiones latinoamericanas como el bolero, el corrido mexicano, el vals peruano, el hupango, el pasillo y el chachachá así como a personajes relevantes como Julio Jaramillo o Antonio Machín que hicieron de ésta fusión una expresión musical con una identidad y un nombre propio.
Hay varias etapas claramente destacables en la evolución de la bachata; en las dos primeras los instrumentos eran básicamente dos guitarras, la clave, la guira, el bajo y el bongó. Sin embargo, en la última etapa aparece la guitarra eléctrica y la digitalización de las grabaciones así como una mejora de sus letras.
La bachata como baile, logra un movimiento muy sensual con el cuerpo y la cadera, muy característico de algunos ritmos africanos. Sus movimientos básicos son los pasos simples que producen un movimiento de adelante a atrás, o de lado a lado.
Fue a partir de los años 80 cuando, gracias al turismo y a la expansión de los medios de comunicación, la bachata se volvió más accesible y llegó a expandirse por todo el mundo, siendo personalidades como Juan Luis Guerra o Luis Días los causantes de esa nueva visión que derribó los prejuicios y acercó la bachata a todos los rincones del planeta.
En 1989 el dominicano Juan Luis Guerra produjo el álbum “Bachata Rosa”, con un éxito arrollador que permitió que esta música encandilase a países como Estados Unidos, Alemania, Holanda y España. La bachata iba poco a poco haciéndose un hueco; conquistando países y corazones.
Bailas?
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