¿Conoces a alguien que no ha bailado nunca? Quizá lo ha hecho alguna vez, pero si no le gusta y no suele moverse al ritmo de la música, seguramente tendrá el gesto torcido. Bailar reporta muchos beneficios a la salud además de facilitar las relaciones sociales. Si continúas sin convencerte, te contamos las evidencias científicas que te harán levantarte y mover las caderas.
Si ya desde bebés nos movemos al ritmo de la música, significa que el instinto natural nos empuja a hacerlo. Eso sólo quiere decir una cosa: el baile reporta beneficios a nuestra salud. De lo contrario, nuestro instinto no dejaría que nos lleváramos por el compás. Multitud de estudios a lo largo y ancho del planeta han venido a confirmarlo. Las personas que bailan son más felices. ¿Por qué?
POR UNA CUESTIÓN CIENTÍFICA
Al bailar liberamos endorfinas en nuestro cerebro que actúan como neurotransmisores generando sensación de bienestar. Estas hormonas, conocidas como “las hormonas de la felicidad”, “están relacionadas con respuestas emocionales placenteras” según la propia definición de la RAE. Por lo tanto, no sólo se trata de una actividad lúdica, sino de sustancias químicas que circulan por nuestro cerebro activando los centros de placer.
POR UNA CUESTIÓN FÍSICA
Es una forma más de hacer ejercicio y sentirse activo. Te ayuda a controlar el peso y la coordinación siendo uno de los ejercicios de cardio más entretenido y con el que activas más músculos, porque el baile engloba movimiento en todo el cuerpo: cabeza, tronco y extremidades. Además de mejorar la elasticidad y la postura corporal, aumenta la capacidad pulmonar, ya que el movimiento propicia más oxigenación en el cuerpo.
El baile también ayuda a mantenerte en forma, conocer mejor tu propio cuerpo y cuidar tu aspecto físico, algo que siempre aumenta la autoestima y seguridad en uno mismo.
POR UNA CUESTIÓN MENTAL
Uno de los muchos estudios que avalan los beneficios para la salud mental, concretamente el de la Escuela estadounidense de Medicina Albert Einstein, que analizó un grupo de gente dividida por actividades: lectura, deporte, baile… concluyó que el baile reduce un 76% las posibilidades de desarrollar demencia senil, es decir, una herramienta más para mantener la mente despierta.
Es también un instrumento muy común en terapias ante procesos de ansiedad, depresión o como una actividad más en grupos con problemas de comunicación.
Para la práctica y aprendizaje del baile, se requiere una capacidad de concentración que ayuda a alejar el estrés de tu mente. Mientras bailas, la mente se queda en blanco.
POR UNA CUESTIÓN SOCIOLÓGICA
También es una forma de comunicación y expresión. Sea la disciplina que sea, el baile ayuda a contar historias y transmitir sentimientos como cualquier otra arte plástica. Y no sólo es una herramienta de comunicación como muestra de un arte, sino que facilita las relaciones interpersonales. Cuando entras en una academia de baile uno de los alicientes es el clima de risas que se instaura en la clase. De esa forma, aflora el positivismo en cada uno independientemente de saber o no recrear el paso que te han enseñado.
La danza ayuda también a deshinibirte y perder la barrera de la timidez para conocer gente nueva. Incluso, se usa como arma de seducción. Porque el baile encierra un magnetismo capaz de conectar a dos personas a distancia.
Con todos estos beneficios (entre otros tantos) y con el aval de multitud de estudios donde se confirman los beneficios físicos y mentales que reporta el baile, ¿qué más necesitas para saltar a la pista de baile?
Fuente: TELVA 955 NOVIEMBRE 2018 TIEMPO LIBRE. Laura Rodrigáñez